14 mayo 2007

Fútbol sotana

Goles en el Vaticano

La Clericus Cup es la Liga más nueva del mundo: se juega en una cancha que da a la basílica de San Pedro; participan curas y seminaristas de todo el mundo y hay reglas innovadoras, como expulsiones momentáneas y el permiso de pedir tiempo muerto para los entrenadores



fotos: (c) Catholic Press Photo


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El cardenal Tarcisio Bertone es el secretario de Estado del Vaticano y, también, un fanático del fútbol. Hincha de Juventus, como obispo de Génova fue comentarista de radio en el campeonato italiano. A él pertenece la idea de la creación de la liga de fútbol más nueva del planeta: la Clericus Cup, el torneo de fútbol del Vaticano. Pese a que el papa Benedicto XVI no es un entusiasta del deporte, como sí lo era Juan Pablo II, la creatividad de Bertone se concretó el 24 de febrero último, con el comienzo del certamen; desde hoy ya se jugarán los cuartos de final y el partido decisivo se realizará el mes próximo, en el Olímpico de Roma.

Bertone soñó con que el Vaticano tuviera su propio equipo en el Mundial de fútbol. Más allá de que su ambiciosa idea se concrete algún día, el primer paso fue la creación de la liga, con 16 equipos repartidos en dos zonas, con 311 curas y seminaristas de 25 países diferentes, entre ellos dos argentinos. Los conjuntos están integrados por jugadores de diversas nacionalidades, de América, Europa, Asia, Oceanía y Africa. A la hora del armado de las formaciones, los seminaristas africanos, algunos de los cuales han jugado como profesionales en sus países y son considerados muy atléticos, fueron los más buscados por los sacerdotes entrenadores para el denominado "Mundial del Vaticano".

Con Francesco Totti, el jugador de Roma, y el arquero Angelo Peruzzi, de Lazio, como padrinos, la competencia despertó desde un comienzo una gran curiosidad en Italia y varias empresas se sumaron a la idea con su auspicio. Esta primera versión se realiza sólo en Roma, en el campo de pasto artificial del oratorio de San Pedro, desde donde se puede observar la gran cúpula de la Basílica. Participan seminaristas que estudian en la capital italiana y sacerdotes que cumplen aquí su misión eclesial; existe el interés de abrirla, a partir de 2008, a equipos de otras regiones.

Los partidos se realizan los sábados y, por supuesto, la buena conducta es una característica de la competencia. Antes del primer partido, el cardenal italiano Pio Laghi, encargado del puntapié inicial de la competencia, les dijo a los jugadores: "Están jugando con la cúpula de San Pedro como telón de fondo: compórtense". Por supuesto: le hicieron caso...

El torneo cuenta con características especiales: los partidos duran 60 minutos, con dos tiempos de 30; cuando hay empates, los cotejos se definen por penales; no hay límite de cambios; se puede solicitar un tiempo muerto por período y hay tarjeta azul para expulsiones momentáneas de cinco minutos y se utiliza en especial para los jugadores que insulten durante el desarrollo del cotejo.

La FIFA sigue con atención estas innovaciones y está en estudio la aplicación de las dos últimas para el fútbol internacional. "El fútbol que se juega a la sombra de la cúpula de la basílica genera una curiosidad entre los deportistas de todo el mundo y las novedades reglamentarias podrían ser exportadas a otros campeonatos", dijo en un comunicado la organización, cuando el certamen tenía un mes de juego. El presidente de la liga de fútbol de Inglaterra, Brian Mawhinney, ya propuso discutir la propuesta de cambiar los empates por la definición con tiros desde el punto del penal.

"Quería demostrar que el deporte contribuye a intensificar los sentimientos de auténtica amistad", enfatizó Bertone. Una de las misiones que cumple la Clericus Cup..."Si Juan Pablo II fue un delantero inventivo, con Ratzinger la Iglesia encontró a un defensor capaz de sumarse al ataque. Es el Beckenbauer del catolicismo." La comparación futbolera entre los dos últimos papas pertenece al cardenal Tarcisio Bertone.

(Publicado en el diario La Nación, escrito por Carlos Beer)