Las celebraciones de fin de año son, muchas veces, un imán para los excesos. Resaca, atracones y mala digestión nos pueden arruinar el momento.
El alcohol tiene algunas ventajas. Puede relajar a la gente y en cantidades pequeñas estimula la producción de hormonas digestivas importantes, además de aumentar el flujo de la sangre del hígado. Esto es muy útil para ayudar con la digestión y la absorción del banquete de Navidad…
Sin embargo, también puede arruinar uno de los mejores momentos del año. Demasiado alcohol puede inhibir el estómago vacío, provocando una indigestión extrema… Además, es probable que en estas condiciones te mandés un moco que moleste a los parientes (esos a los que no viste en todo el año y no te bancás mucho). Los borrachos y los chicos dicen la verdad…. En las fiestas es tole tole seguro.